12 mar 2009

RINCONES DESCONOCIDOS UBETENSES.


EL Patio Conventual De Santa Clara.
Santa Clara es el primer convento de monjas que hubo en Úbeda (Jaén) después de la Reconquista. Ya desde septiembre de 1290 se conocen documentos que hacen referencia al Real Convento de Santa Clara, fundado por franciscanas, y del mismo modo se tiene constancia de que la Reina Isabel la Católica se hospedó en él, el 5 de noviembre de 1489, cuando se dirigía a Baza (Granada). Nada de eso ha sido suficiente para acelerar un proyecto de intervención, que el Ayuntamiento de Úbeda, la Junta de Andalucía y el Obispado mantienen estancado desde hace años. El convento, de casi 4.000 metros cuadrados y declarado Monumento Nacional en 1979, se ha convertido en paso obligado de curiosos y turistas que visitan Úbeda.

Pero las nueve hermanas que se hallan dentro del inmueble hallan cada vez mayores dificultades para mantener el edificio en pie a pesar de las diferentes obras que se han venido ejecutando en los últimos años. "Somos conscientes de que la inversión necesaria para mejorar el estado del edificio es millonaria, pero es que se nos está cayendo", reconoció Sor María Auxiliadora, la que fuera abadesa durante más de 20 años. En 1986, el convento fue declarado en ruina por los técnicos de las diferentes Administraciones y tuvieron que recurrir a los medios de comunicación y a la Casa Real para que "aquí viniera alguien, porque no teníamos donde dormir", explicó la hermana María Auxiliadora.

Fue en aquel tiempo cuando, desde la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, se llevó a cabo la primera fase de un proyecto que durante más de dos años se había venido estudiando y se invirtieron cerca de 540.000 euros en la parte norte del edificio, la más afectada, correspondiente a la zona destinada a la morada de las clarisas. Años después, en 1992, el monasterio ha tenido que hacer frente a diferentes obras de emergencia debido, sobre todo, al hundimiento de parte de la estancia que albergó a Isabel la Católica, a la canalización de las aguas, y a las continúas goteras que "han dañado las cubiertas de los techos así como la estructura de los muros que ya no aguantan más", indicó la hermana Auxiliadora. Del mismo modo, parte de las vigas de los sótanos del edificio están apuntaladas y éstas, al ser de madera, están podridas por la humedad y la carcoma, lamentó la hermana clarisa. Incluso la iglesia necesita de una urgente intervención en sus cubiertas. Hace dos años, el Ayuntamiento arregló algunas cubiertas,… Pero el convento necesita ser restaurado en su totalidad,…

A continuación atesoramos el presente articulo, con una publicación acerca del patio del Real Convento de Santa Clara, escrito por el ilustre historiador ubedí Juan Pasquau,…

^Lo conventual está lejos… El mundo, tan moderno, no cree en la austeridad. Le fastidia al mundo el silencio. El monasticismo ¡qué rareza!... Y nó es que el mundo aya dejado de ser religioso. Lo que tiene es que, para su uso, ha adaptado el mundo una religión… motorizada. Acción, acción, acción…Pero, ¿y la oración? ¡Bah!; la oración estaba anticuada; oración; si, pero en comprimidos. Lo demás no va con los tiempos. Porque hay que moverse, hay que moverse… ¿Y la contemplación? ¿Y la penitencia? Bueno… pero ¡hay que moverse, hay moverse! Lo conventual está lejos. Lo del día es la vorágine. Moverse, muchas veces sin saber porqué, ni hacia donde, ni para qué. Moverse porque así lo exigen la vida y los tiempos y nó se cuantas cosas más…

En el mismo centro de Úbeda este Convento de Santa Clara, es una réplica muda –muda y elocuente- a la concepción moderna de la existencia. Este Convento es una isla de quietud. Todas las épocas históricas tienen sus náufragos supervivientes. Los náufragos del medioevo son los frailes y las monjas de las antiguas órdenes: los cartujos, los benedictinos, los trapenses… y también los dominicos, los mercedarios, los camerlitas; y, sobre todo, las monjas de los conventos de clausura. Los conventos de las monjas de clausura, deben haber inventado una vacuna contra el tiempo… Los días resbalan por los muros patinosos de estos refugios de oración. Dentro, el tiempo, por no resultar liviano, se disfraza de eternidad. Las mismas oraciones, las mismas ocupaciones, los mismos trabajos, la misma quietud.

El Real Convento de Santa Clara de Úbeda fue visitado una vez por la reina Isabel de Castilla. Quizás fue esta la única novedad histórica que llevó su humillo de mundo al ambiente quieto –incienso, armonium, bisbiseo y bordados- del monasterio. Después los días, los años, los siglos… Siempre igual: incienso, armonium, bisbiseo, bordados.

Este patio del Real Convento une a su mérito artístico el “mérito espiritual” de su silencio, de su luz tamizada, de su quietud… y de su aislamiento.-P.


El mencionado patio desconocido del Real Convento, de doble galería, ofrece una irregularidad notable en sus elementos constructivos; tramos de arcadas y tramos de zapatas; columnas dóricas; jónicas y otras de fuste de sección poligonal. Junto a este patio, otro muy pequeño, románico, y dos curiosas portadas; una mudéjar y otra renacentista de la escuela de Vandelvira, que sigue el mismo esquema de la puerta de la Capilla del Deán Ortega de la ubetense iglesia de San Nicolás de Bari.

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