13 mar 2009

El Santísimo Cristo de la Humildad de Úbeda,...



CINCUENTA Y CINCO AÑOS DE UNA TALLA (1954 – 2009).
SANTÍSIMO CRISTO DE LA HUMILDAD.

Más de Cincuenta años de una imagen son, al mismo tiempo, muchas vivencias y hechos.

Allá por el año 1953 un hombre, llamado Amadeo Ruiz Olmos, modela en barro una figura humana en el momento de su juicio, de esa figura realiza un vaciado y del vacío produce una escultura de escayola que, punto por punto, va copiando en una buena madera de ciprés. A partir de ese instante el árbol vivo, hecho madera muerta, se va transformando, a golpes de gubia y tiempo de amor, en una imagen. Con los colores de una policromía lo que resulta es una imagen de Cristo coronado de espinas.


Un grupo de cofrades, en la Semana Santa de 1954, llaman a esa nueva imagen SANTÍSIMO CRISTO DE LA HUMILDAD, la presentan a la muchedumbre ubetense, en procesión, el Jueves Santo de 1954, organizan cultos, se imprimen fotos y sirven de recuerdo para la enfermedad o la alegría. Pasan los años y la imagen se hace querida y venerada por todos.

a) Jesús Coronado de Espinas.

…Pilato se negó a creer lo que estaba oyendo. Levantó las manos para que se hiciera el silencio y, después, preguntó:
-¿Qué mal os ha hecho este hombre?
La serpiente que se encontraba entre la masa poseía una gran astucia y, sobre todo se hallaba muy aleccionada. Podía responder de acuerdo a los intereses de Annás:
-¡Todo el que se proclama rey, conspira contra Roma! ¡Si le dejaras en libertad, no te podríamos considerar amigo de César!
Ante esta encrucijada. Pilato creyó que existía una posibilidad de salvar al inocente. Volvió al interior de su palacio y, al momento, dio orden de que el prisionero fuera sometido a tormento. Sin embargo, le dejó a merced de los soldados.
Y estos eran demasiados crueles, porque habían sido entrenados para desatar el pánico allí donde se encontraran. ¿Cómo podía una guarnición de unos pocos romanos dominar a una población de decenas de miles de personas mostrándose indulgente?
Primero quitaron a Jesús el manto blanco con el que mandó Herodes que se le cubriera para escarnecerle. Una vez le dejaron con la espalda al aire, le ataron a una columna del patio y le azotaron brutalmente con la flaga, sin importarles arrancarle la piel a tiras. Pero el martirizado no profirió ni un solo grito, aunque sí los estertores propios de quien contiene el dolor.
Cuando a los verdugos se les cansaron los brazos, cubrieron al reo con un disfraz de rey; una raída capa militar, que se pegaba a la carne con lo que la tela quedó impregnada de sangre; una caña raquítica como cetro; y una corona de espinas la cabeza, para que los regueros de sangre que brotaban de la frente cubrieran todo el rostro y la parte delantera del cuerpo.
Y Jesús fue presentado al pueblo con este lamentable aspecto, sujeto por dos soldados ya que no se podía sostener de pie. Pilato creyó que así podría salvarle. Al momento fue sacado de su error por las carcajadas de la muchedumbre, de nuevo hábilmente agitada por los sacerdotes.
-¡Aquí tenéis a vuestro Rey! –gritó Pilato-. ¿Qué he de hacer con él?
-¡Crucificadlo! ¡Llévalo al madero! –vociferó la masa enloquecida.
-¡Ecce homo! (¡Ahí tenéis al hombre!) –dijo el gobernador romano, vencido.
Y para que su humillación adquiriese mayor evidencia pidió una palangana y, delante del Sumo Sacerdote y de Jesús, se lavó las manos. Al mismo tiempo que se secaba susurró:
-Yo soy inocente de esta sangre. Allá vosotros.

b) El Arte Procesional.

La cofradía constituye la célula asociativa básica para cubrir necesidades a la vez materiales y espirituales. Diferente del gremio pero muy relacionado con él, la cofradía atiende a sus asociados sobre todo en la pobreza, la enfermedad y la muerte. Los cofrades asisten a sus propios hermanos, pero extienden la acción caritativa a otras capas de la sociedad. Veneraban a determinadas imágenes, en especial la del titular de la cofradía. De esta manera cofradía e imagen caminan inseparablemente. El día de la festividad de la cofradía, se celebraba procesión pública, saliendo las imágenes a la calle. La procesión era una muestra de culto exterior.
Pero las cofradías denominadas de penitencia han potenciado el arte procesional y por eso las consideraciones en torno al arte que vamos a hacer se refieren a ellas.
Desde el siglo XIII se puso en marcha en Italia un movimiento espiritual, que basaba en la penitencia su raíz de ser. Penitencia y caridad pública iban unidas. Eran cofradías que ya se llamaban de disciplinantes, por el uso de la mortificación en privado y en publico, muy especialmente en la procesión. Esa mortificación llegaba a lo cruento, con derramamiento de sangre, por afán de emular la Pasión de Cristo, modelo del cofrade. La cruz es, no un símbolo, sino una realidad. Se generaliza el ejercicio del Vía Crucis, lo que requería una reliquia del lignum crucis para la cofradía. Las cofradías de la Vera Cruz popularizaron por Europa el culto a la santa reliquia. No pocas cofradías españolas que gozan de pasos famosos son precisamente de la Vera Cruz.
El Concilio de Trento (1545 – 1564) potenció el movimiento de las cofradías y muy señaladamente de las de penitencia. La imitación de Cristo pasa por la mortificación. Ayunos, vigilias y disciplinas constituyen ejercicio del cristianismo renovado. La militancia dentro de una cofradía acerca al cumplimiento de estas exigencias. Recibirán los hermanos los nombres de cofrade de disciplina o de sangre, ya que el rigor con que se aplicaba el sacrificio abocaba a la producción de heridas. La proporción del amor a Cristo entraba en relación con lo que pudiera sufrir el penitente.
Sería cercenar la finalidad de estas cofradías limitarse a considerar los actos penitenciales. Había algo mucho más humano y positivo. Las cofradías mantenían hospital propio; debían sostenerlo con sus medios, cuidarlo y prestar ayuda personalmente a los acogidos. Sin olvidar que todo hospital era al mismo tiempo una casa de beneficencia, lugar donde se recogían los pobres. Y cuando llegaba el fin, asistían a sus hermanos en el trance, velaban el cadáver y celebraban el entierro en hermandad.
Pero Cristo era, sobre todo, el modelo en los momentos de agobio, en su Pasión. Las cofradías penitenciales eran de la Pasión de Cristo. La terrible historia de su final constituye el repertorio temático para la cofradía de penitencia. La Semana Santa era y es el marco en que tenían que concentrarse la piedad y la capacidad de sufrimiento de los hermanos. Esta semana tenía y tiene dos escenarios: el templo y la calle. En el templo se escenifica una liturgia de larga duración, en oración, predicación, vigilia y alumbrado. Los templos se convertían y convierten en verdaderos museos de las preseas de las cofradías. La procesión, ofrecía y ofrece en la calle la muchedumbre de los asociados, encerrados en sus túnicas,; y en los claros que dejaban y dejan los penitentes se situaban los pasos, que constituyen los episodios de la Pasión de Cristo en Jerusalén, pues tal cosa es lo que venía a ser una procesión de Semana Santa: alabar la Pasión como si ocurriera en aquel preciso momento.
Cada cofradía organiza sus procesiones y dispone de pasos propios. Escogen itinerarios más adecuados a la finalidad. Las procesiones se celebran de día y de noche, pero en todo caso lucen los hachones de los penitentes. Las cofradías portaban insignias acreditativas, como banderas y estandartes. Se instalaban en el cortejo cofrades que hacen sonar trompetas que emiten sones fúnebres, mientras el tambor resuena lejano y grave.
La muchedumbre de fieles abarrotaba las calles, participando con sus lloros y clamores; increpando a los sayones, protestando de tanta ruindad. La procesión integra a penitentes y fieles. Pero, llegado el siglo XVII, no faltan ya los turistas. Se sabe la fama de estas procesiones, adornadas con hermosas esculturas, como un espectáculo conmovedor. Es curioso que el relato más penetrante corresponda a un viajero portugués, Pinheiro da Veiga, testigo en 1605 de la Semana Santa de Valladolid.

c) Los Pasos Procesionales.

El catolicismo romano es una religión icónica, en la que la imagen desempeña una activa participación, admitida y recomendada por la jerarquía eclesiástica. La ley mosaica prohibió la imagen, por el riesgo de incurrir en idolatría. No te harás imagen, inspira Yahvé a Moisés al dictarle los Mandamientos de las Ley de Dios. Sin embargo, el Catolicismo y no el Cristianismo Evangelista, contemporáneo de las civilizaciones clásicas tan impulsoras de todo género de imágenes, comenzó a utilizarlas. Pero esto dividió la grey cristiana entre partidarios y detractores de la imagen, hasta que el II Concilio de Nicea, en 787, sentencia que la honra dada a la imagen es para el prototipo; la veneración es para lo representado, no el objeto en que se materializa.
Todos los estilos, desde el románico, generaron aluvión de imágenes. En la polémica del siglo XVI, que enfrentó a protestantes y católicos, el Concilio de Trento se decantaría a favor de la imagen, aclarando nuevamente que la honra a la imagen no descansa en el objeto sino en lo que representa. Se fomento la imagen como una ayuda que sirva para elevar el pensamiento de los fieles. De ahí el valor que se confiere al poder del artista para desencadenar un espíritu devoto en la imagen. El objeto artístico, en forma de imagen, ofrecerá unas formas de representación, lo que llamaríamos el tema; y otras formas de expresión, que es lo que estimula a los fieles. La imagen servirá para educar a los fieles; pero sobre todo supondrá un impulso emotivo.
Lo mismo que las parroquias, catedrales, monasterios y otros organismos de la Iglesia, las cofradías recurren a las imágenes. La imagen titular se acogerá a la capilla central de la cofradía, ocupando la hornacina principal. Pero otro repertorio se fomento. Se trata de los pasos procesionales hechos específicamente para la escenificación de la Pasión durante la Semana Santa. No hay que confundir estos pasos de carácter propio procesional, con otras imágenes que salían ocasionalmente en procesión. El San Jerónimo del monasterio de Santiponce (Sevilla), que hiciera Martínez Montañés, fue tallado pensado en uso procesional, de suerte que tenía que ser de bulto completo, de forma que pudiera ser contemplado por la espalda. De igual manera se sacaban en procesión imágenes en ocasión de sequía, inundación o incendio. La Virgen de San Lorenzo de Valladolid, patrona de la ciudad, ha salido en procesión en rogativas de toda índole.
El nombre de paso proviene del vocablo latino passus, escena de pasión. Paso es tanto como tema doloroso, generalmente referido a la Pasión de Cristo. Así se habla de paso de la Quinta Angustia, paso de la Degollación del Bautista. El nombre además aparece vinculado a imágenes que se destinan a uso procesional, citándose expresamente la palabra en los contratos.
El autor aparece referido como escultor o como imaginero, esto es, fabricante de imágenes de escultura. Se especifican las condiciones temáticas al efectuar el encargo y se hace hincapié en que fuera hecha la obra para mover la devoción. El Concilio de Trento ponía énfasis en que las escenas debían atenerse a los relatos del Evangelio o del Santoral, pero la expresión quedaba en manos del artista. San Juan de la Cruz, en su subida al Monte Carmelo, recomendaba, para estimular a devoción, que las imágenes cumpliesen su finalidad cuanto más al propio y vivo estén sacados… poniendo los ojos en esto más que en el valor y curiosidad de la hechura y su ornato. Esta última manifestación parece un desdén hacia el valor artístico de esta clase debía primar la emoción religiosa sobre la pura belleza artística.

d) Amadeo Ruiz Olmos.

Escultor e imaginero nacido en Benetúser (Valencia) en 1913, pero establecido en Córdoba desde 1937. Impartió clases de dibujo en el Instituto de Enseñanza Media, Académico de Numero de la Real Academia de Córdoba, Académico Correspondiente de la Real Academia de San Carlos de Valencia, Académico correspondiente de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba y fue profesor de dibujo artístico en el Instituto de Enseñanza Media y Escuela de Artes y Oficios de Córdoba y Madrid. El notable talento escultórico de este artista ha conseguido magníficas esculturas como el Triunfo de San Rafael en la Avenida del Corregidor, el Mausoleo de Manolote o el monumento a San José Obrero, en la Universidad Laboral, destacando el misterio del Descendimiento, todo esto en Córdoba.
También tiene numerosas obras religiosas en otras localidades cordobesas y jienenses, como Torredonjimeno (Ecce Homo, realizado en 1957 e inspirado en su obra ubetense del Señor de la Humildad), Baeza (En los primeros años de 1940 realiza la venerada talla del Señor del Rescate, para la Cofradía del mismo nombre. Talla enteramente restaurada y reformada en 1995, por el gran imaginero sevillano Antonio J. Dubé de Luque.
En 1945 realiza la imagen titular de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Veracruz. Se trata de una talla de notable ejecución por la que el escultor consigue el Premio Nacional de Escultura. En 1997 se restaura la imagen por los restauradores Teresa López y José M. Tallada.
La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado adquiere en 1947 un grupo escultórico con la representación de Jesús Resucitado y cuatro soldados romanos de talla completa. Obra realizada por Olmos en 1946. El conjunto fue restaurado en Sevilla en 1985.
Para la Cofradía de Jesús Nazareno (el Paso) realiza en 1948 una imagen de vestir de la Virgen de los Dolores. Para la misma Hermandad realiza en 1948, las imágenes de San Juan Evangelista y de la Verónica.
La Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Columna adquiere en 1948 su imagen titular realizada en el mismo año por Ruiz Olmos. La preciosa imagen fue restaurada y policromada en 1986 por Juan Abascal.
Para la cofradía de Jesús Nazareno (Vera Cruz) realiza la imagen de Simón Cirene a finales del año 1948. La imagen fue restaurada en 1997 por Teresa López y José M. Tallada.
En 1949 realiza en escayola policromada la imagen de un Ángel, para la cofradía del Huerto de los Olivos) y Úbeda (La primera obra que hizo para nuestra ciudad, fue la Imagen Dolorosa de la Virgen de la Fe; realizada en 1943. Bendecida en 1967 bajo la advocación de Nuestra Señora de la Fe, pasó a ser titular de la Cofradía de la Humildad en 1981. En 1990, la talla es procesionada por primera vez, por las calles ubetenses. En 1996 es restaurada por Virginia Herrera.
En 1943, realiza para la Cofradía de Nuestro Padre Jesús la imagen dolorosa de Nuestra Señora de los Dolores. En el mismo año la ubetense Antonia Guerrero, costea dos nuevas imágenes para ser veneradas en las iglesias de San Pablo y Santa María; la primera de ella es la Virgen de la Fe, la segunda es la imagen de la Virgen de los Dolores que pasó a ser titular de la Cofradía de Jesús Nazareno, hasta que en 1959; es sustituida por la actual de Francisco Palma Burgos. Hoy la talla dolorosa de la Virgen de los Dolores de Ruiz Olmos se venera en la Parroquia de Santa María la Mayor de Torre Pero Gil.
En el mismo año, realiza para la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Santa María Magdalena, las actuales imágenes titulares de la Cofradía. Olmos para realizar la actual imagen de la Virgen de la Soledad, se inspiró en la desaparecida imagen de la Cofradía. Esta antigua imagen que desapareció en 1936, era visigótica y procedía de la Cruz de Herrera. En 1999, la actual imagen de la Virgen de la Soledad obra de Ruiz Olmos es restaurada por Bartolomé Alvarado Quesada.
En el mismo año se modifica la imagen de María Magdalena. En 1954, realiza para la Real Cofradía del Santísimo Cristo de la Humildad, un Ecce Homo bajo el título del Señor de la Humildad, realizada en madera de ciprés en tamaño natural es una de la más logradas por el artista. Para realizar la escultura se inspiró en la imagen del Señor de la Humildad de larga cabellera, que veneraba la Hermandad antes de 1936. En 1988, es restaurada por el artista local Ramón Cuadra y en 1998, la cabeza y peana de la imagen son reformadas por Bernardo Oronda y Francisco Pérez.
Desde 1954 –1958 realiza para la Hermandad Eucarística de la Santa Cena, un fabuloso grupo escultórico compuesto de treces imágenes, que representa la Última Cena de Cristo con sus doce Apóstoles. Las imágenes han sido restauradas en varias ocasiones, siendo la última restauración, en 1994 por Marcelo Góngora Ramos)
Fallece en Madrid el día 19 de septiembre de 1993 a los ochenta años de edad, descansando su cuerpo para la eternidad en el cementerio de Córdoba.


e) Encargo De La Obra.

La actual imagen del Santísimo Cristo de la Humildad, que viene a sustituir una anterior talla del Señor de la Humildad realizada por el escultor Juan Cristóbal. Esta imagen del Ecce Homo, que no fue de mucho agrado por desentonar sus características con la idea del momento de la pasión que pretendía representar, procesionó desde el año 1951 al 1953.
El 22 de Noviembre de 1953, la hermandad celebró una junta extraordinaria para entablar relación con el escultor Amadeo Ruiz Olmos, para que presentase un presupuesto para la realización de una nueva imagen, cuyo coste ascendería a las 26.000 pesetas. El escultor se comprometió entregarla el 1 de Abril de 1954…
La imagen fue tallada en el estudio que tenía Ruiz Olmos en Madrid, en la Avenida de Vinateros nº 113 bajo. A manera de curiosidad les comentaré que el autógrafo del escultor se encuentra en la boca del Cristo, en concreto en el velo del paladar.
Esta nueva imagen refleja en su rostro una belleza infinita en oposición al barroquismo y el dolor representado en el Cristo de Juan Cristóbal.
La hermandad estaba de estreno, una nueva talla del Cristo de la Humildad, se deslizó por primera vez por las calles de Úbeda. Para que la efigie pudiera ser admirada en su totalidad, se decidió de procesionarla sin capa, sobre el anterior trono realizado en 1951 por Francisco Palma Burgos, al mismo no se le incorporaría el palio.

f) Características de la obra.

Tipo de obra: Escultura de bulto redondo.

Época: Década de los cincuenta del siglo XX. Concretamente finalizada en abril de1954.

Estilo: Neobarroca.

Dimensiones: Ciento setenta y cinco centímetros.

Técnica o policromía: Realizada al óleo.

Naturaleza del material: Madera de chamaecyparis nootkatensis (ciprés), su origen de esta madera, es la Costa del pacífico de los Estados Unidos, la característica de esta madera es de textura lisa y de color amarillo claro, de fino grano recto. Seca es relativamente ligera, rígida y estable.

Restauración y conservación: En el año 1988 el tallista y escultor ubetense don Ramón Cuadra Moreno restauró la imagen, siendo en aquel momento presidente de la hermandad Don Antonio Ruiz Guerrero. En el año 1998 siendo hermano mayor de la hermandad don Luis Ruiz Ruiz se procede al proceso de conservación urgente de la imagen por los restauradores Bernardo Foronda Lozano y Francisco Pérez Vargas.

g) Valoración Estética:

San Mateo señala en su evangelio el momento de la pasión de Ecce Homo cuando los sacerdotes y los ancianos persuadieron a la muchedumbre que pidieran a Barrabás e hiciera perecer a Jesús. San Lucas insiste en la presentación de Cristo ante el pueblo: “Y el pueblo a grandes voces, instaba pidiendo que fuese crucificado”. San Juan y san Marcos traen a colación el mismo pasaje, repitiendo prácticamente los mismos términos de los oros dos evangelistas.
El título de Ecce Homo se aplica casi siempre a la imagen de Jesús, a menudo en relieve o de busto (José de Mora y Pedro de Mena, en Granada, crean un tipo de Ecce Homo de busto completo, de excelente originalidad), con manto de púrpura y caña entre los brazos cruzando el pecho. Igualmente este pasaje pasionista se le denomina en diversos lugares de Andalucía “Jesús de la Sentencia”, por la que pronunció Pilatos tras el simulacro de juicio a Cristo.
Si embargo, escasas son las tallas antiguas que con esta denominación se veneran en España. Así, por ejemplo, en Castilla La Vieja existe en Valladolid con el nombre de Ecce Homo una talla debida a Gregorio Fernández, en la Penitencial de la Vera Cruz, popularmente conocida como “El Cristo de la Caña” o “de los Artilleros. La imagen se halla sentada, coronada de espinas, cubierta con un manto de color púrpura y una caña entre los brazos. En Andalucía, en cambio, casi todas las esculturas de esta devoción se encuentran en su sector oriental, concretamente en Granada, como ocurre con los Ecce Homos ya citados de José de Mora y Pedro de Mena, a los que hay que añadir los relieves o bustos ejecutados por los hermanos García o José Risueño, cubriendo así dos siglos de escultura, el XVII y el XVIII. Habría que resaltar entre todos ellos al Cristo de la Sentencia, de José de Mora, que se venera en la iglesia parroquial de San Pedro de Granada; y el Ecce Homo, atribuido a Alonso Cano, en la parroquia de la villa aragonesa de Longares.
En Jaén se cultivó la imagen aislada de Cristo como ejemplifica el Ecce Homo, atribuido a Rojas del Salvador de Baeza, así como la escena narrativa de grupo, tal y como se procesionó en Jaén hasta 1936.
La imagen que realizó Amadeo Ruiz Olmos en 1954, encargado por la Hermandad de la Humildad de Úbeda al artista, ante el poco agrado que suscitaba entre sus devotos la imagen que procesionaba en esos años y que era fruto de una donación particular. La imagen realizada por Ruiz Olmos en madera de ciprés y a tamaño natural, representa a Cristo en el Petrorio, en el momento en que Pilatos lo muestra al pueblo coronado de espinas, atado y portando el cetro. El artista valenciano concentra la fuerza de la efigie principalmente en su cabeza, en la que se rinde un gran homenaje al pasado más clásico en lo que imaginería se refiere. Con una cabellera repartida en madejas que caen sobre los hombros en gruesas greñas de manera barroca, dejando entrever las orejas, con una señalada barba terminada en punta partida como es tradicional en nuestra escuela andaluza, que resalta el mentón, alargando con ésta el óvalo de la cara. En su rostro hay un cierto ensimismamiento que habla de un incipiente alejamiento del personaje, expresando en la mirada baja, perdida, en la que nos descubre un cierto aire reflexivo en el que Cristo se sumerge por los tormentos recibidos. De facciones correctas con un cierto aire idealizado, pues el tormento en su rostro se muestra no con un dolor exagerado, sino contenido y sereno, deducido más bien a partir de los regueros de sangre, pues este se desprende de una gran serenidad que apenas deja entrever el dolor del sufrimiento, y sí una gran resignación y un marcado aire sosegado, cándido, aludiendo al pasaje evangélico de los Salmos: “como un cordero llevado al matadero, no abrió la boca”. Con una cierta blancura a la hora de acometer la anatomía en la que se suaviza considerablemente las formas. Y con una escueta precisión a la hora de disponer el paño de pureza que cubre su cintura, alejándose de formas disimuladas y recargadas. Destacar además el trabajo de las manos, revelándolas portentosas, reflejándonos el dolor de los momentos vividos por la Flagelación y el Escarnio, con una cierta tensión reflejada en la hinchazón de las venas y tendones. Lo mismo se puede decir de los pies. Garboso y con un cierto aire mayestático, aunque en postura de reposo, desequilibrada la cadera para apoyar el peso del cuerpo en la pierna derecha, dejando la izquierda relajada, algo que nos viene de la más vieja tradición clásica y que resuelve de esta manera, con un cierto aire de movimiento, en esta postura de marcada quietud y que de no ser así, produciría por tanto una exagerada rigidez. La imagen se completa con la clámide púrpura de tela natural, corona de espinas y cetro de caña desigual textura, algo que, perviviendo de tradición barroca, nos introduce en el gusto por los postizos y alimentos naturales, con los que se consigue dar así mas realismo a las esculturas. Como compendio sintético de esta imagen podemos resumirlo en Ecce Homo, he aquí al hombre maniatado y encarnecido.

h) Las Imágenes De Ecce Homo Que Ha Tenido La Hermandad.

Las imágenes que la Cofradía ha tenido hasta ahora de Cristo de la Humildad han sido tres.
Durante casi un siglo, Úbeda ha visto pasear por sus calles el Jueves Santo tres Ecce Homos diferentes. Y sin lugar a dudas podemos decir que esta última es la más lograda. Pero detengámonos imagen por imagen.
La primera imagen titular procedente de la iglesia de San Millán residía en San Pablo, en una capilla que estaba bajo el patronazgo de la familia de la Espinosa de los Monteros. De factura renacentista y de gran sencillez era conocida según una novela costumbrista como el Señor de las Greñas, por su larga cabellera. En 1936 es destruida.
La segunda imagen fue encargada en 1949 al escultor almeriense Juan Cristóbal por el Hermano Mayor Antonio Pasquau Cortés, costó 40.000 pesetas, siendo donada a la hermandad por doña Patrocinio Sabater a la hermandad. La imagen del Ecce Homo, que no fue de mucho agrado, procesionó desde el año 1951 al 1953, ya que al año siguiente es sustituida por la tercera imagen, al desentonar sus características con la idea del momento de la pasión que pretendía representar.
La tercera imagen, es la actual. Este trabajo está dedicado a ella.

Bibliografía Consultada
La Escultura de la pasión en Baeza. Asoc. Cultural Baezana. Baeza 1986.
La gran época de la escultura. Gómez Moreno, Manuel. Madrid, 1964
Programas de Semana Santa de Úbeda.
Semana Santa en Jaén Tomos I; II; III. Ediciones Gemisa SL. Sevilla 1991.
<50>, Juan Ángel López Barrionuevo, Págs. 39- 43. Revista La Humildad, núm. 7, abril de 2001.
-Nuestra Cofradías en el siglo XX: Tomo I y II. Pedro Mariano Herrador Marín.
El arte procesional del barroco. Historia 16. Cuadernos de Arte Español. Madrid 1992.

2. El Desfile De La Real Hermandad De La Humildad En 1954.


Estas dos bellas instantáneas recoge el desfile de esta hermandad el Jueves Santo de 1954, a su paso por la plaza Vázquez de Molina.
En la primera fotografía se puede apreciar la primera salida procesional de la actual imagen del Santísimo Cristo de la Humildad, que venía a sustituir una anterior talla del Señor de la Humildad realizada por el escultor Juan Cristóbal. Esta imagen del Ecce Homo, que no fue de mucho agrado por desentonar sus características con la idea del momento de la pasión que pretendía representar, procesionó desde el año 1951 al 1953.
El 22 de Noviembre de 1953, la hermandad celebró una junta extraordinaria para entablar relación con el escultor Amadeo Ruiz Olmos, para que presentase un presupuesto para la realización de una nueva imagen, cuyo coste ascendería a las 26.000 pesetas. El escultor se comprometió entregarla el 1 de Abril de 1954…
Esta nueva imagen refleja en su rostro una belleza infinita en oposición al barroquismo y el dolor representado en el Cristo de Juan Cristóbal.
La hermandad estaba de estreno, una nueva talla del Cristo de la Humildad, se deslizó por primera vez por las de Úbeda. Para que la efigie pudiera ser admirada en su totalidad, se decidió de procesionarla sin capa, sobre el anterior trono realizado en 1951 por Francisco Palma Burgos, al mismo no se le incorporaría el palio.
Al estar la iglesia de San Pablo, cerrada al culto por obras, la hermandad optaba de venerar y realizar sus funciones religiosas en el templo de San Miguel.
Aquel Jueves Santo, la hermandad inició su desfile procesional desde la Sacra Capilla del Salvador a las seis y cuarto de la tarde, siendo interpretado el himno nacional y la maravillosa marcha de la hermandad <<>>, que fue compuesta por don Victoriano García, en 1924, rindiéndole tributo a su amigo difunto don Ignacio Montilla Sabater. El desfile fue presidido por don Roque Rojas Salas quien estuvo acompañado por el concejal don Ángel Fernández de Liendres-Garrido, asistido por son Antonio Vico Hidalgo.
Desde el año 1952, siempre ha habido diferencias entre la Cofradía de la Humildad y la Columna, en relación a sus respectivos horarios procesionales, sobre todo motivado por el corto espacio de tiempo del que dispone la Hermandad de la Columna para hacer su estación de penitencia, problema que crece con el numeroso guión que en la actualidad procesiona, originando en muchas ocasiones que el guión de la Columna aún se encuentra en el Paseo Primero de Mayo cuando la Cofradía de la Humildad ha de iniciar su procesión desde la iglesia de San Pablo.
En esta otra foto, observamos que en este desfile de 1954, la Cofradía iba encabezada por la popular y espectacular banda de soldados romanos y en la misma aún no acompañaba al Cristo de la Humildad la Virgen de la Fe que efectuó su primera salida en 1990. La indumentaria penitencial de los hermanos seguía siendo la actual, aunque sin la capa estrenada en 1962.
Asimismo se puede observar en esta fotografía, la cofradía de la Humildad encabezada por la banda de soldados romanos, por la plaza de Vázquez de Molina, se dirige a la Iglesia del Salvador, para su encierro. Hasta el año 1983, la cofradía ha terminado su estación de penitencia en el citado templo.

Bibliografía recomendada.

-<50>, Juan Ángel López Barrionuevo, Págs. 39- 43. Revista La Humildad, núm. 7, abril de 2001.
-Nuestra Cofradías en el siglo XX: Tomo I y
II. Pedro Mariano Herrador Marín.

No hay comentarios: