2 oct 2023

El “hombre salvaje” en Úbeda.

 


Casa de los Salvajes Úbeda. De 1913, y de Enrique Romero de Torres.
, foto Gentileza de Gabriel Delgado Juan.


El “hombre salvaje” en Úbeda.

Juan Ángel López Barrionuevo

Salvaje. Portada del colegio de San Gregorio de Valladolid, h. 1499
 Fuente internet


El “hombre salvaje” como habitualmente se le denomina en la historiografía del arte, es en realidad una figura puramente mítica, una invención literaria y atractiva de la imaginación medieval. Nacida de una idea muy elaborada acerca de las capacidades humanas en sus dimensiones morales, pero luego rehecha y, como todo lo puramente literario e inventado, adscrito a significados distintos, cuando no contradictorios.

La apariencia física del «hombre salvaje» es muy similar en todas sus representaciones: un hombre desnudo, cubierto de denso pelo el cuerpo entero, a excepción de la cara y los pies, y la «mujer salvaje» lo mismo, con sus pechos también despejados de pelo.

En sus inicios era también gigantesco, aunque este hecho se tenía por equivalente de estupidez, y por ello pronto perdió esa característica, reduciendo su escala.

Se le creyó originario de regiones alpinas, frías y salvajes, como el Tirol, el Harz y Algau, o los bosques de Wallis en Suiza.

En sus inicios era tenido por un ser brutal, primitivo, agresivo, violento, dotado de ingenio, fuerza y una gran maza.

En un principio sirvió como expresión gráfica y estética del ser «antisocial» e «incivilizado», contrapunto del hombre perfecto, civilizado. Servía para expresar esa fuerza que la Naturaleza tiene, generalmente manifestada en sus accidentes meteorológicos, incontrolables, destructivos. Esa Naturaleza malvada y enemiga se representaba en el «hombre salvaje».

 

+ Salvajes

El salvaje es un ser fantástico cuya iconografía se fragua en los siglos XII y XIII, apareciendo ya en el XIV, hasta triunfar en el siglo XV, prolongándose su presencia en el XVI. 

_Salvaje_en_la_fachada_del_palacio_del_Infantado_en_Guadalajara
. Fuente Internet


Se concibe como un ser, a medio camino entre el hombre y la bestia, que vive al margen del mundo civilizado en el bosque. Este es visto como un lugar peligroso habitado por gente proscrita. 

Su cuerpo peludo y fuerte, con largos mechones y barba, le dan un aspecto de fiera y representa las pasiones que el hombre tiene que dominar o el enemigo al que el caballero tiene que derrotar en defensa de la dama y ponerle a su servicio como tenante de escudos o guardián de puertas, dada su fortaleza.

En los desfiles que precedían a los torneos era costumbre que personas disfrazadas de salvajes desfilaran con los escudos de los caballeros que iban a competir y que los llevaran hasta los heraldos y farautes encargados de examinar los blasones de los contendientes. Esto nos explica la presencia de salvajes como tenantes de escudos.

Los «salvajes» en la arquitectura ubetense

En la arquitectura local de finales del siglo XV y durante todo el siglo XVI es habitual encontrar a estos extraños seres custodiando el escudo de las familias nobiliarias ubetenses. Figuras rudas y mitológicas que son vistas como defensores del clan familiar. Por su primitiva apariencia, indican al visitante foráneo que el origen de su linaje se pierde en la noche de los tiempos. Que su ascendencia se remonta al inicio de la humanidad…

Los llamados «salvajes» simbolizan también la sumisión inquebrantable con la noble estirpe que representan, ciñendo gruesas cadenas en la cintura y grilletes en los tobillos. Son seres invencibles y están al servicio de los nobles señores que habitan tan distinguida residencia.

Los hombres salvajes aparecen con armas como la porra, muy típica en ellos, y un alfanje, aunque en realidad la espada les está vedada. Las mujeres salvajes, por el contrario, tienen un aspecto un tanto delicado y nada horroroso, bastante lejos de las grotescas representaciones medievales

Nuestro recorrido por la representación de la figura del salvaje en la ciudad de Úbeda debe iniciarse por la Casa de los Salvajes, obra edificada en la primera mitad del s. XVI, y que perteneció a D. Francisco de Vago, Camarero del Obispo D. Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, Así, los salvajes que se encuentran encadenados al escudo simbolizan el vicio sometido a la virtud representada en este caso por la heráldica del obispo al que sirvió el Camarero Vago, D. Alonso Suárez de la Fuente del Sauce. De esta forma las desmedida pasión e inmoralidad proyectada por la salvaje queda completamente subyugada al lema que presenta el escudo. La exégesis del salvaje como vicio ya aparece formulada en el poema ascético humano la Psico maquia redactado por el cordobés Prudencio en el s. IV d.C., y en donde se escenificaría un combate entre vicios y virtudes

Un segundo ejemplo lo hallamos en la Portada del Caballerizo Ortega que pertenecía al palacio de D. Cristóbal Ortega, Regidor de Úbeda, Caballerizo del rey Felipe II, y que contrajo matrimonio con Dña. Ana de Sarmiento. La interpretación de los salvajes es similar a la anteriormente manifestada con la Casa de los Salvajes, a pesar de un menor pronunciamiento alegórico-moral en este caso a causa de la ausencia de lema o inscripción en la heráldica familiar.

Y por último ejemplo, La Casa de las Torres

Situada frente a la recientemente rehabilitada iglesia de San Lorenzo, el Palacio de los Dávalos, popularmente conocido como Casa de las Torres, fue mandado edificar hacia 1520 por el Corregidos y caballero santiaguista Andrés Dávalos de la Cueva sobre el solar en el que se asentaba la morada de su antepasado Ruy López de Dávalos, Tercer Condestable de Castilla entre 1400 y 1423.

Se trata de un magnífico ejemplo de alcázar urbano en el que se conjugan a la perfección la solidez propia de una fortaleza medieval con el refinamiento estético clasicista que "explosionó" durante esa "Edad de Oro" económica y cultural que fue para la ciudad de Úbeda todo el siglo XVI.

Al exterior, el interés se concentra en su monumental fachada plateresca, enmarcada en dos potentes torreones cúbicos y estructurada tres calles verticales y otros tantos cuerpos en altura.

En el primero de ellos se abre la portada de medio punto dovelada con bustos laureados en sus enjutas. En el segundo, separado por una bellísima cornisa ornamental, se despliega un frontón semicircular que abraza el escudo de la familia Dávalos sostenido por dos salvajes, abriéndose en las calles laterales sendas ventanas abalaustradas coronadas por frontones avenerados.

Para el último de los cuerpos se trazó un segundo frontón -esta vez triangular- rodeado de un sinfín de motivos decorativos en relieve típicamente clasicistas como candelieri, grutescos, motivos heráldicos, zarcillos, veneras, etcétera. Remata la fachada un alero en voladizo enriquecido con originales ornamentos de crestería y un conjunto de gárgolas.

Casa del Caballerizo

Casa de los Salvajes

Casa de las Torres


Fuente;

ALEGORÍA Y MITOLOGÍA EN ÚBEDA Y BAEZA DURANTE EL RENACIMIENTO POR JOAQUÍN MONTES BARDO

https://www.arteguias.com/jaen/ubeda.htm

La iconografía del salvaje. ejemplos plásticos en la ... JOSÉ MIGUEL GÁMEZ SALAS