(Artículo publicado en la Revista Cofrade COMPARTIR núm. 15; Marzo 2.009.)
En el arte gótico, desde el siglo XII hasta principios del siglo XVI, poco a poco, crece la importancia de las ciudades y disminuye el poder feudal. Los monarcas potencian el poder de las ciudades y éstas les apoyan frente a los señores feudales.
La agricultura sigue siendo la base económica, pero el comercio se amplía, aumenta el intercambio entre ciudad y campo y se crean nuevas rutas por Europa.
La arquitectura gótica se implantó en España a través de los conventos de la Orden del Císter y alcanzó una amplia difusión en todo el país. El estilo de transición desde el románico se plasma en las catedrales de Ávila, Lérida y Tarragona. En el siglo XIII, de máximo apogeo del gótico, se construyen las manifestaciones más puras de este estilo como son las catedrales de Burgos, León y Toledo.En la Península están presentes dos influencias, la borgoñona, en el Reino de León, debido al origen de la dinastía leonesa; y la inglesa, en el Reino de Castilla, llegada a través de la alianza matrimonial de los reyes castellanos con la Casa de Lancaster. El siglo XIV supone el esplendor del gótico en la zona de Cataluña, Valencia y Mallorca, son construcciones de exteriores sobrios y macizos, las iglesias presentan la denominada planta de salón, con naves laterales de la misma altura que la central, y ausencia de contrafuertes, con escasa decoración escultórica, caracterizado por la influencia de las iglesias del sur de Francia y la casi nula aportación del arte mudéjar. Sus mejores ejemplos son las catedrales de Gerona comenzada a construir en 1317, de Barcelona, comenzada a construir en 1298 y fuera de la península, la Catedral de Mallorca que dispone de tres naves sin girola y fue consagrada en 1346, y también numerosas construcciones civiles.
Durante los siglos XV y XVI, mientras en Italia crecía con fuerza el Renacimiento, la actividad constructiva del gótico es abrumadora en España, surgen numerosos edificios de grandes proporciones, caracterizados por la sencillez de la construcción y la complicación ornamental. Como los Palacios de Jabalquinto en Baeza y el Palacio de los Duques del Infantado, en Guadalajara. Además, se crean las grandes catedrales de Salamanca, Sevilla y Segovia[1].
Las grandes ciudades desean mostrar su poder, su importancia y su riqueza. Un modo de hacerlo es la creación de obras de arte que se realizan en estilo gótico. En las puertas y la fachada despliega el arte gótico toda su magnificencia y su concepción teológica. La portada gótica admite la misma composición fundamental de forma abocinada, que la románica pero se multiplican las arquivoltas y se añade una mayor elevación de líneas con más riqueza y finura escultórica guardando siempre en arcos y adornos la forma propia del nuevo estilo. Encima de la puerta suele colocarse un elevado gablete.
Las portadas más suntuosas llevan imágenes de apóstoles y de otros santos bajo doseletes entre las columnillas (y a menudo, también otras menores entre las arquivoltas) flanqueando el ingreso el cual está dividido por un parteluz que sirve de apoyo a una estatua de la Virgen María o del titular de la iglesia.
Las iglesias del Cister y otras menores que se modela a imitación suya carecen de imaginería en la portada, la cual se compone del grande arco abocinado y decorado con simples baquetones y alguna ornamentación vegetal o geométrica. La finura en la ejecución de la obra escultórica y la multiplicación progresiva de las columnillas y molduras con el adelgazamiento de ellas, denuncian mejor que otras las señales de la época de la construcción de las portadas. Pero las del último periodo desde mediados del siglo XV se reconocen sobre todo por la multitud y pequeñez de los detalles por la arquivolta conopial, cargada de frondas retorcidas y por otros ornamentos de la época.
(1509-2009) La Puerta Gótica De San Nicolás; Testigo Mudo Del Desfile Procesional De La Santa Cena, En Su V Centenario.
Las entusiasmadas ambiciones de construcción de inicios del siglo XVI, no dejarán al margen a la iglesia de San Nicolás que en 1509 remodela la portada Sur bajo los auspicios del arzobispo[2] constructor de Jaén, Alonso Suárez de la Fuente del Sauce[3] quien manda construir un acceso en estilo gótico isabelino, gemela a la puerta de San Isidoro. El Conjunto exterior de San Nicolás[4] –dice Campos Ruiz- nos habla de tres épocas distintas. Su aludida portada, corresponde al estilo ojival, adornado con cárdinas y calado, está fechada en 1509 y se edificó con arreglo al patrón propuesto por el obispo constructor Suárez de la Fuente. Su estructura es la siguiente: Entre baquetones laterales, portada abocinada de concéntricos arcos ojivales. Arquivoltas y decoración básicamente de cárdinas y heráldica del obispo, rematándose en la clave con florón. Coronamiento de crestería con la imagen del Santo Titular en su vértice central.
Este año, la portada Sur, de San Nicolás de Bari, testigo mudo durante el Miércoles Santo, de los últimos cincuenta años, del desfile procesional de la Hermandad Eucarística de la Santa Cena, cumple quinientos años.
La agricultura sigue siendo la base económica, pero el comercio se amplía, aumenta el intercambio entre ciudad y campo y se crean nuevas rutas por Europa.
La arquitectura gótica se implantó en España a través de los conventos de la Orden del Císter y alcanzó una amplia difusión en todo el país. El estilo de transición desde el románico se plasma en las catedrales de Ávila, Lérida y Tarragona. En el siglo XIII, de máximo apogeo del gótico, se construyen las manifestaciones más puras de este estilo como son las catedrales de Burgos, León y Toledo.En la Península están presentes dos influencias, la borgoñona, en el Reino de León, debido al origen de la dinastía leonesa; y la inglesa, en el Reino de Castilla, llegada a través de la alianza matrimonial de los reyes castellanos con la Casa de Lancaster. El siglo XIV supone el esplendor del gótico en la zona de Cataluña, Valencia y Mallorca, son construcciones de exteriores sobrios y macizos, las iglesias presentan la denominada planta de salón, con naves laterales de la misma altura que la central, y ausencia de contrafuertes, con escasa decoración escultórica, caracterizado por la influencia de las iglesias del sur de Francia y la casi nula aportación del arte mudéjar. Sus mejores ejemplos son las catedrales de Gerona comenzada a construir en 1317, de Barcelona, comenzada a construir en 1298 y fuera de la península, la Catedral de Mallorca que dispone de tres naves sin girola y fue consagrada en 1346, y también numerosas construcciones civiles.
Durante los siglos XV y XVI, mientras en Italia crecía con fuerza el Renacimiento, la actividad constructiva del gótico es abrumadora en España, surgen numerosos edificios de grandes proporciones, caracterizados por la sencillez de la construcción y la complicación ornamental. Como los Palacios de Jabalquinto en Baeza y el Palacio de los Duques del Infantado, en Guadalajara. Además, se crean las grandes catedrales de Salamanca, Sevilla y Segovia[1].
Las grandes ciudades desean mostrar su poder, su importancia y su riqueza. Un modo de hacerlo es la creación de obras de arte que se realizan en estilo gótico. En las puertas y la fachada despliega el arte gótico toda su magnificencia y su concepción teológica. La portada gótica admite la misma composición fundamental de forma abocinada, que la románica pero se multiplican las arquivoltas y se añade una mayor elevación de líneas con más riqueza y finura escultórica guardando siempre en arcos y adornos la forma propia del nuevo estilo. Encima de la puerta suele colocarse un elevado gablete.
Las portadas más suntuosas llevan imágenes de apóstoles y de otros santos bajo doseletes entre las columnillas (y a menudo, también otras menores entre las arquivoltas) flanqueando el ingreso el cual está dividido por un parteluz que sirve de apoyo a una estatua de la Virgen María o del titular de la iglesia.
Las iglesias del Cister y otras menores que se modela a imitación suya carecen de imaginería en la portada, la cual se compone del grande arco abocinado y decorado con simples baquetones y alguna ornamentación vegetal o geométrica. La finura en la ejecución de la obra escultórica y la multiplicación progresiva de las columnillas y molduras con el adelgazamiento de ellas, denuncian mejor que otras las señales de la época de la construcción de las portadas. Pero las del último periodo desde mediados del siglo XV se reconocen sobre todo por la multitud y pequeñez de los detalles por la arquivolta conopial, cargada de frondas retorcidas y por otros ornamentos de la época.
(1509-2009) La Puerta Gótica De San Nicolás; Testigo Mudo Del Desfile Procesional De La Santa Cena, En Su V Centenario.
Las entusiasmadas ambiciones de construcción de inicios del siglo XVI, no dejarán al margen a la iglesia de San Nicolás que en 1509 remodela la portada Sur bajo los auspicios del arzobispo[2] constructor de Jaén, Alonso Suárez de la Fuente del Sauce[3] quien manda construir un acceso en estilo gótico isabelino, gemela a la puerta de San Isidoro. El Conjunto exterior de San Nicolás[4] –dice Campos Ruiz- nos habla de tres épocas distintas. Su aludida portada, corresponde al estilo ojival, adornado con cárdinas y calado, está fechada en 1509 y se edificó con arreglo al patrón propuesto por el obispo constructor Suárez de la Fuente. Su estructura es la siguiente: Entre baquetones laterales, portada abocinada de concéntricos arcos ojivales. Arquivoltas y decoración básicamente de cárdinas y heráldica del obispo, rematándose en la clave con florón. Coronamiento de crestería con la imagen del Santo Titular en su vértice central.
Este año, la portada Sur, de San Nicolás de Bari, testigo mudo durante el Miércoles Santo, de los últimos cincuenta años, del desfile procesional de la Hermandad Eucarística de la Santa Cena, cumple quinientos años.
Notas:
[1] VVAA, Historia del arte Salvat.
[2] Fernández de Peñaranda, Enrique. Elogio y Nostalgia de un Obispo: Don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce. Conferencia pronunciada el 12 de mayo de 2001 en la sacristía de la Catedral de Jaén.
Álamo Berzosa, Guillermo, Iglesia Catedral de Jaén, Historia e Imagen 1968. Jaén, Obispado de Jaén.
Caballé Cobo, F. El obispo insepulto, en Revista Senda de los Huertos, nº 15, p.85. 1989, Jaén.
[3] Alonso Suárez de la Fuente del Sauce (* Fuente el Sauz, Ávila (España)??? – † Jaén, Jaén (ID); 5 de noviembre de 1520), obispo de Mondoñedo (1493); obispo de Lugo (1494-1500) y obispo de Jaén (1500-1520).
En el año 1494 fue nombrado inquisidor general por Isabel I de Castilla, y en 1496 comisario de la Santa Cruzada, además fue presidente del Consejo de Castilla.
En 1499 era obispo electo de Málaga, aunque pasó a ocupar la sede de Jaén, en 1500, que permanecía vacante.
Se le llamó el obispo constructor por las numerosas obras que mando realizar y sufragó. Su actividad edificatoria era enorme y los fondos destinados a ella parecían inacabables, hasta el punto en que se decía popularmente de él en Jaén que había descubierto el secreto de la mesa de Salomón, bajo la cual siempre que se buscaba aparecían nuevas riquezas. Algunas de las obras en que se tiene constancia de su participación fueron las siguientes:
Capilla en la iglesia de Fuente del Sauce para el enterramiento de sus familiares.
Iglesia de la Encarnación en Bailén. 1504.
Capilla en honor de la Virgen María al lado del Puente del Obispo
Portada de la capilla de San Ildefonso. Úbeda
Capilla Mayor de la Catedral de Jaén. 1509
Fachada principal de la iglesia de San Pablo. Úbeda. 1511
Iglesia de San Andrés de Baeza
Iglesia parroquial de San Pedro de Sabiote
La sillería del coro de la Catedral de Jaén.
Se le inhumó en la Capilla Mayor de la Catedral de Jaén, tal como fue su deseo, en la fecha de su defunción en 1520. Sin embargo, en el año 1635, y por motivo de las obras de demolición y acondicionamiento para la nueva Catedral, su cuerpo momificado fue trasladado con carácter provisional a la sacristía. Una vez finalizadas las obras de la nueva Capilla, y en contra de la opinión de sus familiares, el Cabildo creyó conveniente enterrarlo en el Coro, destino habitual de sepultura de los prelados. Los familiares se negaron, queriendo hacer valer el deseo del obispo muerto. Se abrió un pleito, como consecuencia del tal se llegó al acuerdo de que la familia haría una ofrenda anual, y si el Cabildo la aceptaba, el obispo sería enterrado en la Capilla Mayor. Pero el Cabildo no aceptó nunca la ofrenda que año tras año presentaban los herederos. Transcurrieron casi cuatro siglos, durante los cuales estuvo el cuerpo en una cajonera situada en el lateral izquierdo de la Capilla Mayor, esperando su sepultura definitiva. Por fin, el 13 de mayo del 2001, se llevó a cabo la inhumanación de los restos del obispo a su sepultura definitiva, en la Capilla Mayor. Así lo recuerda el texto escrito sobre su lápida, con la fecha de su enterramiento y la inscripción que reza en latín Yace por Fín Inhumado.
[4] La iglesia de San Nicolás de Bari de Úbeda es un magnífico templo gótico de la segunda mitad del siglo XIV, aunque con infinidad de reformas renacentistas.
Dispone de planta de tres naves separadas por arcos apuntados apoyados sobre pilares.
Las bóvedas son de crucería sencilla.
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