LA
OBRA DE PEDRO ROLDÁN DE LA FACHADA PRINCIPAL DEL PALACIO DE LAS CADENAS DE
ÚBEDA.
Juan
Ángel López Barrionuevo
Pocos
conocen que en la fachada principal del Palacio de Juan Vázquez de Molina
albergó una hornacina hoy suprimida, en esta misma había una imagen mariana,
atribuida al escultor Pedro Roldán, y que actualmente podemos contemplar esta
imagen, en una de las espadañas de la Basílica de Santa María de los Reales
Alcázares, disfrazada de la Virgen del Gavellar.
El
Palacio Vázquez de Molina recibe su nombre de su promotor, Juan Vázquez de
Molina, sobrino de Francisco de los Cobos, uno de los grandes artífices del
Renacimiento Andaluz.
Este
monasterio se mantuvo como tal, hasta la desamortización de Mendizábal
(1836-1837). Tras ello es convertido en sede del Ayuntamiento de la ciudad,
manteniéndose hasta el año 2021, debido a la actual Restauración, que sufre el
edificio.
En
cuanto a Pedro Roldán, escultor destacado del Barroco andaluz y
español, nace en 1624 y fallece en Sevilla en 1699. Padre de la
escultora Luisa Roldán, La Roldana.
Durante varias décadas del siglo XX se consideró que era natural de Antequera
(Málaga) o de Orce (Granada). Gallego y Burín publicó en 1925 la partida
matrimonial de Roldán con Teresa de Jesús Ortega y Villavicencio, cuyos
esponsales se celebraron en la iglesia de San Nicolás de Granada el 1 de octubre
de 1642, velándose el 16 de Febrero siguiente. Según este autor Roldán era
natural de Antequera.
Heliodoro Sancho Corbacho (1950), publicó el expediente matrimonial incoado por
descendientes de Roldán, en el que consta la declaración del propio artista en
la que manifiesta ser natural de Orce, donde vivía con sus padres.
Se forma en Granada con Alonso de Mena y en 1646 abre
su propio taller en su ciudad natal. Un escultor vinculado estrechamente con la
obra de otros artistas como Murillo y Valdés Leal, maestro de
maestros. Realizó la parte escultórica del retablo de la iglesia de Santa Ana
de Montilla y el retablo de los Vizcaínos (iglesia del Sagrario, Sevilla), el
retablo mayor (Entierro de Cristo) en el hospital de la Caridad sevillano y
diversas esculturas para la fachada de la catedral de Jaén. A partir de este
momento se aprecia en su obra un predominio del taller, salvo en el Cristo de
la Expiración (iglesia de Santiago, Écija) y el Cristo del paso del
Descendimiento (iglesia de la Magdalena, Sevilla). De formación naturalista, su
escultura supo asimilar las novedades barrocas, con un estilo personal marcado
por la contención, la elegancia y la libertad de formas.
Curiosamente nuestra ciudad conserva una obra mariana de este escultor. La
imagen en cuestión la encontramos en la espadaña derecha de la clausurada
iglesia mayor de Santa María de los Reales Alcázares.
El exterior de Santa María puede ser, por sí solo, un interesante itinerario de
arquitectura y urbanismo. Hacia la plaza Vázquez de Molina, el templo presenta
un perfil constructivo uniforme, dado por una gran pantalla arquitectónica del
siglo XVII, a base de diez pilastras de orden gigante sobre basamento y
pedestales resaltados, que la van estructurando en tramos, así como por una
tribuna o balconada corrida con clasicistas pináculos, dos ventanales
neogóticos cegados y dos espadañas del siglo XIX con cuatro campaniles cada una
y las esculturas en piedra de la Virgen de Guadalupe y San Lorenzo. Las citadas
espadañas son construidas en 1888 por el arquitecto Felipe Vara, año en que son
puestas las citadas esculturas junto a otras dos hoy desaparecidas.
Nos cuenta Ruiz Prieto, al relatar el proceso de desaparición del Convento del
Palacio Vázquez de Molina, a partir de 1868, que: “…las imágenes, entre
ellas las que se sacan en procesión del paso del Viernes Santo, que procedían
del convento de San Andrés, fueron llevadas a Santa María, con algunos cuadros,
otras a San Nicolás y alguna otra iglesia, lo mismo que los retablos que no se
destruyeron. Una preciosa escultura de la Virgen, tallada por Pedro Roldán,
escultor de Sevilla, tuvo el prior de Santa María el mal gusto de quitarla de
la portada y colocarla en lo alto de uno de los campanarios que mandó construir
en su iglesia. El tiempo se encargará de destruir tan precioso monumento de
arte…”.
Asimismo,
el desaparecido ubetense, José Dueñas Molina, me testificó en su día, lo mismo:
“…la escultura mariana que ves en lo alto del campanario, es obra de
Pedro Roldán, procedía del Convento de Madre de Dios de las Cadenas, hoy
Ayuntamiento y que el Prior Alejandro Monteagudo mando ponerla aquí y disfrazar
la escultura de piedra, para representar a la Virgen del Gavellar…”.
Bibliografía Consultada:
Historia de Úbeda de Miguel Ruiz Prieto. Edición Digital Asociación Alfredo Cazaban.
La imagen Neoclásica y Romántica de Úbeda y Baeza", de Arsenio Moreno Mendoza y María F. Moral Jimeno. 2011.
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