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Segunda foto,
aspecto que presentaba el interior de la Iglesia del Salvador de Baeza, dónde se
aprecia al igual que Santa María de Úbeda, los muros blanqueados y elementos
ornamentales del barroco, como las bóvedas de falso cañón que distorsionaba la
imagen primitiva gótico-mudéjar del interior. Foto fuente: grupo Facebook Baeza
a través del tiempo.
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Tercera foto, aspecto que presenta el interior de la Iglesia
de Santa María de los Reales Alcázares de Úbeda, en la actualidad, Foto dónde
se aprecia que tras su largas obras de restauración no exentas de polémicas, se
ha eliminado sus muros blanqueados y
elementos ornamentales del barroco, como las bóvedas de falso cañón y cuyo resultado se ha recuperado la primitiva
imagen gótico-mudéjar.
Como todos
sabemos, Úbeda y Baeza son dos ciudades hermanadas en Andalucía, declaradas
Patrimonio de la Humanidad y separadas por tan sólo ocho kilómetros de
distancia. Ambas ciudades atesoran un
impresionante conjunto monumental único en España.
En esta ocasión voy a hablar
de La Restauración de la Iglesia de El Salvador de Baeza; un caso
similar a la Reconstrucción de la Basílica de Santa María de Úbeda, y que como
todos sabemos, acerca de Santa María, no exenta de críticas, el resultado general de la restauración y
salvación del citado monumento, ha manifestado mayor aceptación que la que se
pensaba. Pero lo cierto es que solo cruzar su claustro te sobrecoge y
adentrarse a su interior te impresiona.
Pero hablemos, de la Iglesia de El Salvador,
el centro del barrio llamado de la Peñuela, situado extramuros al noroeste de
la ciudad hermana de Baeza.
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Iglesia de El Salvador de Baeza. Foto Baeza a Través del Tiempo |
Las iglesias de El Salvador,
San Pablo, Santa María del Alcázar y San Andrés Apóstol, así como la
desaparecida de San Vicente, conformaban el arrabal noroeste de la ciudad de
Baeza, por lo que contaba con menor presencia de familias de la nobleza.
Su construcción corresponde a
distintas épocas: La puerta, empotrada en un lienzo de fachada de buena
sillería, pertenece por su estilo al románico de transición del siglo XIII; de
sillería sencilla y tosca, tiene una archivolta ligeramente apuntada y sólo la
moldura más interna lleva decoración vegetal y de cabezas.
No estamos seguros de que este
fuera su antiguo emplazamiento; se baraja la posibilidad de que estuviera
ubicado en otro lugar y perteneciera a un templo romano ya desaparecido.
A la izquierda de la puerta
existe una inscripción en caracteres góticos que dice: “Juan de Cárdenas me
fizo” aunque se cree que esta inscripción es posterior a la fecha de
construcción de la puerta.
En 1311 aparece mencionada en
la distribución de las parroquias de la diócesis en arciprestazgos. En 1383, el
prior de El Salvador de Baeza aparece como testigo y albacea en el testamento
de D. Nicolás de Biedma. En 1402 aparece mencionada en relación con los
beneficios que se añaden a la colegial de Santa María del Alcázar, a costa de
tras parroquias. Atendiendo a estos datos, se cree que en 1311 el templo si no
estaba totalmente construido, estaría en avanzado estado de edificación. A
principios del S XVI se inicia la construcción de una gran basílica que
englobaba a esta iglesia y que, una vez acabada, supondría su derribo. Por
falta de fondos, sólo se construyeron los cuatro grandes muros maestros; el
derribo no se produjo, pero su fábrica quedó afectada porque se suprimió el
último tramo de las tres naves; la nueva iglesia sería más corta. La portada de
ingreso es del siglo XIII, de estilo tardo-románico, es probable que
perteneciera a otra Iglesia.
En el siglo XVI se hizo un
intento de ampliación, que no llegó a completarse, como se observa en la parte
posterior, en el patio.
El actual artesonado mudéjar
de estructura de doble vertiente, formando un emparrillado de vigas y largueros
y sobre ellos la tablazón; la ornamentación principal es de estrellas, grecas e
inscripciones en letra gótica; en la nave central hermosos y típicos tirantes. En
el muro de la epístola se abren dos capillas de arcos apuntados
En el del Evangelio, cuatro
grandes arcos apuntados, dos con "pechuga" en las jambas, que se
abren al interesante patio y del que lo separan cuatro vidrieras emplomadas de
leve policromía que matizan la luz.
El altar mayor se cubre con
tres bóvedas mudéjares de ladrillo; tres retablos barrocos de diferente factura
adornan su paramento.
Rodeando al viejo templo, por
tres de sus lados, se inició a finales del siglo XVI una suntuosa fábrica
costeada por el obispo del Cuzco D. Antonio de Raya Navarrete, natural de
Baeza. Las obras llegaron a estar más
avanzadas de lo que hoy aparentan, pero se acabó el numerario... y se salvó la
vieja fábrica.
Resanadas las
"ruinas", nos ofrecen un hermoso y romántico patio, con sus muros,
arcos apuntados y de medio punto, pilastras y columnas con capiteles y
entablamentos renacentistas, de donde parten los haces nervados cede sus
proyectadas bóvedas, lindas ventanas renaciente; otras románicas de incierta
procedencia, etc., etc.
En el S XVI, en tiempos del Obispo D. Esteban Gabriel Merino, se
añade a poniente del muro sur una sencilla torre de buena cantería.
El actual templo es de
planta basilical de tres naves separadas por siete pares de columnas que las
dividen en ocho tramos y el primer soporte son dos sencillos pilares
cruciformes. Es un rectángulo de 35'8 m de largo por 11'8m de ancho
En el siglo XIX se le dio un
aspecto neoclásico. Por desgracia, los capiteles de las columnas fueron picados
a finales del citado siglo XIX para afianzar sobre ellos la nueva decoración de
entablamentos de yeso, la techumbre de madera fue cubierta por falsa bóveda de
yeso; los arcos apuntados, convertidos en medio punto con relleno. A todo ello el edificio que sería retirado y
devuelto a su aspecto original durante los años 1968[1] a 1975, tras una
restauración con algunas incorrecciones. La referida restauración moderna ha
eliminado todo aditamento de yesería, recuperando acertadamente el saber
primitivo del templo, si bien puede censurarse en algunos detalles; como la
conversión de los accesos a las capillas de la nave del Evangelio, en grandes
vitrales que dan excesiva luminosidad a un edificio de esencias como ya se ha
dicho, mudéjares y goticistas[2].
Por esta razón, la Iglesia de Santa
María de los Reales Alcázares de Úbeda, su restauración es un caso similar a la
que acabamos de describir. Lo que se ha efectuado en los templos de Santa María
de Úbeda, y El Salvador de Baeza, según el artículo 36 de Restauración del
Patrimonio Histórico.
Restauración, es un tipo de
intervención constructiva sobre elementos que posean relevantes valores
arquitectónicos, culturales o históricos, o que constituyan elementos
significativos desde un punto de vista tipológico o morfológico. Está dirigida
a la Conservación y puesta en valor de estas cualidades, de forma que se
posibilite la eliminación de los añadidos degradantes, y su adaptación a un uso
adecuado.
La Restauración se aplicará a
aquellos edificios cuyo estado de conservación permita la recuperación total de
sus valores. Como en el caso de ambas iglesias citadas.
Podrá prever la realización de
las siguientes obras:
a) Puesta en valor de su
aspecto arquitectónico y restablecimiento de las partes alteradas a través de:-
Restauración de fachadas internas y externas.- Restauración de espacios
interiores.- Reconstrucción filológica de partes derrumbadas.- Conservación y
restablecimiento de la organización espacial original.- Conservación y
restablecimiento de terrenos libres que constituyen parte de la unidad
edificadora.
b) Consolidación con
sustitución de partes no recuperables sin modificar la posición o cota de los
elementos originales.
c) Eliminación de añadidos
degradantes que contrasten negativamente en las características originales de
la construcción, de una cantidad edificatoria o de su entorno. En ambas
iglesias, eliminación de los elementos barrocos, como las bóvedas encamonadas que
distorsionaban la imagen primitiva gótica mudéjar del interior
En la ya aludida iglesia
baezana del Salvador, residen dos hermandades de penitencia cuyas imágenes
forman parte destacada del patrimonio artístico de la parroquia:
A la Ilustre Cofradía de la
Humildad de Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Señora de los Dolores del
Rosario pertenece la interesante talla manierista del Cristo de la Humildad que
acompaña una dolorosa del imaginero Manuel Hernández León.
Por su parte, a la Cofradía Religiosa
del Santísimo Cristo de la Columna y María Stma de la Salud, Amargura y
Esperanza pertenece la Virgen de las Lágrimas, obra del imaginero Luis Álvarez
Duarte que acompaña a la imagen de Cristo tallada por Amadeo Ruiz Olmos.
Fuentes:
http://www.redjaen.es/francis/?m=c&o=6038
http://www.religionenlibertad.com/el-cura-restaurador-del-arte-39953.htm
Antologia Histórico-Artística
de la ciudad de Baeza. Autor P.Ayala Cañada
Baeza del 1950 al 1970.
Autores Josefa Inés Montoro de Viedma y Fernando Viedma Puche
[1]
A
ella llegó como párroco en septiembre de 1968 don Francisco Jiménez Moya,
procedente de la localidad de Villardompardo.
Este sacerdote era natural de
Jaén, estudió en el Seminario Diocesano, siendo ordenado en la misma Capilla
Mayor de la casa.
Al llegar a Baeza, la iglesia
del Salvador estaba amenazada de ruina inminente. Don Francisco junto Roma con
Santiago se plantó a reconstruir, reparar, adecentar el inmenso arte que
alberga el edificio eclesial. Lo consiguió y lo terminó en el año 1974.
El dinero salió de la
Dirección General de Bellas Artes. El arquitecto era un granadino de buena ley
que hizo buena amistad con aquel cura trabajador por su parroquia, donde
levantó, también, una casa parroquial para él y su madre.
[2]
En
palabras del profesor Lázaro Gila Medina " Intervención que, si en líneas
generales ha sido certera, en algunos detalles muy puntuales se han cometido
algunas alteraciones que en conciencia no debemos callar. La primera, y más
grave, ha sido convertir los accesos a las capillas que se abrirían con
posterioridad a la construcción del edificio y en la nave lateral izquierda, en
grandes ventanales. Los de los extremos si son antiguos accesos a capillas
particulares, mientras los dos centrales se han abierto ahora a imitación de
los dos más antiguos. La segunda en importancia ha sido abrir, en el muro
lateral derecho, una serie de ventanas similares a las existentes en la vecina
iglesia de santa Cruz. Se trata de estrechos vanos apuntados de poca abertura,
con un delgado bocel a partir de las impostas que están sin señalar. Todo esto
hace que el templo goce de una extraordinaria luminosidad, que confunde al
visitante y le sumerge en la más profunda sorpresa si no sabe que es fruto de
la última restauración. Lo demás creemos que se ha hecho bien." Realmente
es una sensación muy extraña la que se experimenta al traspasar la puerta de
este templo. La luz intensa que lo ilumina es un anacronismo en una iglesia de
estas características
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