San Lorenzo (mártir), uno de los ministros de la iglesia romana, fue una de las mártires de la persecución de Valeriano en el año 258, al igual que lo fueron el Papa Sixto II y muchos otros sacerdotes romanos. A comienzos del mes de agosto del año 258, el emperador emitió un edicto ordenando matar inmediatamente a todos los obispos, curas y diáconos ("episcopi et presbyteriet diacones incontinenti animadvertantur" -- Cipriano, Epist. lxxx, 1). Esta orden imperial se ejecuto inmediatamente en Roma. El 6 de agosto, el Papa Sixto II fue capturado en una catacumba y ejecutado de inmediato ("Xistum in cimiterio animadversum sciatis VIII id. Augusti et cum eo diacones quattuor." Cipriano, ep. lxxx, 1). Otros dos diáconos, Felicísimo y Agapito, fueron ejecutados el mismo día.
En el calendario romano de fiestas del siglo IV su festividad coincide con dicha fecha. Cuatro días más tarde, el 10 de agosto del mismo año, Lorenzo, el último de los siete diáconos, también sufrió la muerte de un mártir.
La muerte de este santo mártir es en esa fecha según el calendario de Filocalo para el año 354.
Esta efeméride es un inventario de las principales fiestas de los mártires romanos de mitad del siglo IV; también menciona la calle donde se encontraría su tumba, la Vía Tiburtina ("III id. Aug. Laurentii in Tibertina"; Ruinart, "Acta sincera", Ratisbona, 1859, 632). Los itinerarios de las tumbas de los mártires romanos, como se dieron a conocer en el siglo VII, mencionan que este mártir fue enterrado en la Catacumba de Ciriaca en agro Verano (De Rossi, "Roma Sott.", I, 178).
Desde el siglo IV, San Lorenzo ha sido uno de los mártires más venerados de la iglesia romana. Constantino el Grande fue el primero en erigir un pequeño oratorio sobre el lugar donde fue enterrado. El Papa Pelagio II (579-90) amplió y embelleció el lugar. El Papa Sixto III (432-40) construyó, en la cima de la colina donde fue enterrado, una gran basílica de tres naves cuyo ábside está apoyado en la vieja iglesia. En el siglo XIII, el Papa Honorio III convirtió los edificios en uno y así es como se encuentra la Basílica de San Lorenzo hoy en día. El Papa San Dámaso (366-84) escribió un panegírico en verso que se grabó en mármol y se colocó sobre su tumba. Dos contemporáneos de este Papa, San Ambrosio de Milán y el poeta Prudencio, dieron detalles concretos sobre la muerte de San Lorenzo. Ambrosio relata (De officiis min. Xxviii) cuando se le preguntó a San Lorenzo por los tesoros de la Iglesia, este, hizo comparecer a los pobres entre los que, en lugar de darles limosna, había repartido el tesoro; también contó que cuando se llevaban al Papa Sixto II para ejecutarlo, éste reconfortó a San Lorenzo que deseaba compartir su martirio, diciéndole que le seguiría en tres días.
El santo Obispo de Milán también explica que San Lorenzo fue quemado hasta la muerte en una parrilla de hierro (De offic., xli). De igual manera, pero con más detalles poéticos, Prudencio describe el martirio del diácono romano en su himno a San Lorenzo ("Peristephanon", Hymnus II).
El encuentro entre San Lorenzo y el Papa Sixto II, cuando éste último iba a ser ejecutado, según el relato de San Ambrosio, no es compatible con los informes contemporáneos sobre la persecución de Valeriano.
La forma en que fue ejecutado –quemado en una parrilla de hierro al rojo vivo—también hace surgir importantes dudas. Las narraciones de Ambrosio y Prudencio se basan más en la tradición oral que en escritos. Es bastante posible que entre el año 258 y el final del siglo IV surgieran leyendas populares sobre esté diácono romano tan venerado y que algunas de esas historias hayan sido preservadas por estos dos autores. En cualquier caso, nosotros carecemos de medios para verificar en fuentes anteriores los detalles que derivan de San Ambrosio y Prudencio, o para establecer hasta que punto esos detalles se basan en la tradición histórica anterior. Probablemente, a principios del siglo VI se crearon otras versiones más completas sobre el martirio de San Lorenzo, y en estas narraciones muchos de los mártires de la Vía Tiburtina y de las dos Catacumbas de San Ciriaca en agro verano y San Hipólito estaban relacionados de una forma romántica y totalmente legendaria.
Las indicaciones que se dan en estas Actas sobre el martirio de San Lorenzo y su acción antes de su muerte faltan de ingenuidad. Sin embargo, a pesar de las críticas a las últimas versiones de su martirio, no cabe duda de que San Lorenzo fuera un personaje histórico real ni de que el diácono fue martirizado; tampoco existen dudas sobre el lugar donde ocurrió ni sobre la fecha de su entierro. El Papa Dámaso construyó una basílica en Roma dedicada a San Lorenzo; ésta es la iglesia conocida como San Lorenzo en Dámaso.
La iglesia de San Lorenzo en Lucina, también dedicada a este santo, aún existe. El día de San Lorenzo sigue siendo el 10 de agosto (fecha de su muerte). Aparece dibujado con la parrilla de hierro en la que se supone que fue asado hasta la muerte. Otros ejemplos singulares dedicados al santo son el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial (Madrid) y en Úbeda, La Iglesia de San Lorenzo.
Situémonos en la Casa de las Torres. Mirando abajo se divise la inconfundible y elegante espadaña de San Lorenzo, toda cubierta de hiedra, por desgracia, ya seca. Eso es todo. Aparte de este elemento arquitectónico, ¿qué significa San Lorenzo para la mayoria de los ubetenses? nada.
Es una de las iglesias más antiguas de Úbeda y está construida encima del adarve de la muralla almohade, sustentándose sobre la barbacana de la puerta de Granada.
La Iglesia es obra renacentista del siglo XVI y su edificación culminó en el año 1566 con la construcción de su portada principal, en tiempos del obispado de don Francisco Sarmiento de Mendoza. Siglos posteriores se reedificaron la capilla mayor y la sacristía.
La iglesia de san Lorenzo, cuya tipología es de arquitectura religiosa con una superficie de parcela de unos 650 m 2. Siendo su cronología del siglo XVI; su estilo renacentista y autor anónimo. Se construye adosada al interior del recinto amurallado, de manera que su flanco sur se levanta sobre un tramo de lienzo defensivo. Aunque la traza es del siglo XIV, se reconstruye totalmente durante el XVI.
El exterior presenta tres fachadas visibles, la del oeste, sur y norte.
La fachada del Este no es visible al estar adosada a la casa de la santera del templo.
La del lado Sur se sostiene sobre el adarve de la muralla, está formada por piedras de trazado regular. El acceso a este lado se hace desde la casa de la campanera y desde el cuál se puede contemplar todo el valle del Guadalquivir y Sierra Mágina al fondo.
En el lado Oeste de la iglesia tenemos un torreón almohade reconstruido en los años sesenta del pasado siglo y la fachada de los pies del templo la cuál no es visible al exterior por estar encerrada en un huerto cementerio. En dicha fachada de rica sillería se abre una portada del siglo XIV con arco de medio y que fue tapiada en el 1501 al construirse el coro.
Y ya en el lado Norte tenemos la fachada principal que se alza sobre la plaza de San Lorenzo. Obra renacentista, su fachada está compuesta por piedras de rica sillería, portada greco- romana con arco de medio punto entre pilastras con grutescos, ménsula en la clave a modo de repisa,(inscripción de1566), sobre ella hornacina coronada por un pequeño frontón. En las enjutas de la portada hay parrillas esculpidas y las cuales representan el atributo de este santo mártir, quemado vivo en una parrilla. La hornacina albergó hasta 1887 la imagen de San Lorenzo – hoy está en unas de las torres de la clausurada iglesia mayor de Santa María -. La fachada se remata con una cornisa volada compuesta por ménsulas y mascarones. Además de ella destaca, en el lado Este, su torre- espadaña formada por dos cuerpos y tres huecos y rematada por un frontón en cuyo interior está esculpido el atributo del santo mártir. Al lado derecho de la espadaña se abre una ventana renacentista que da luz al altar mayor. Es renacentista y está rematada por un pequeño frontón. Tanto la espadaña como la ventana se cubren por una hiedra que ha ido escalando sus muros desde el año 1942.
Pasemos ha describir el desmantelado y abandonado interior renacentista de la iglesia.
Presenta una organización en planta bastante simple. Consta de una única nave de salón con capillas laterales; y capilla mayor sobre amplias gradas y cerrada con testero plano. Siguiendo un tipo bastante frecuente, presenta un coro alto a los pies sobre arco escarzado y pilares adosados a los muros cinco en cada lado.
Los pilares, muy sencillos, de sección rectangular y aparejo regular, sobresalen del muro. Su decoración queda reducida a la mínima expresión, tan solo una moldura que hace de capitel, mientras su basa y fuste forman una sola pieza, sobre los pilares se desarrolla un entablamento liso del cuál arrancaban las desaparecidas bóvedas encamonadas de cañón del siglo XVI y simulando arco fajones entre cada par de pilares. De estas sólo se conserva restos encima del coro y no presentaba ninguna decoración. Las bóvedas amenazaban ruina y fueron destruidas en los años sesenta del siglo XX, por mandato de Diego Garcia Hidalgo. Hoy la nave se cubre con los restos de un artesonado mudéjar del siglo XIV y visible tras la demolición de dichas bóvedas. Entre cada par de pilares se abren las capillas y de entre ellas vamos a mencionar a la Capilla de San Jose o Santo Cristo del Pozo.
Esta se encuentra, frontera a la entrada del templo; tercera capilla del lado de la epístola, empezando por los pies de la nave. La citada capilla posee bonitas columnas toscanas y rica decoración escultórica con heraldica de los Arredondo en sus enjutas y casetones de la bóveda fue fundada a mitad del siglo XVI por la rama de la familia Arredondo. Y según Ginés Torres Navarrete; contando bien la historia; “…Fue propia de la familia Arredondo, que dio nombre a la calle de los Redondo en la collación de San Lorenzo…”
En el año 1656 aparece don Luis Arredondo y Baillo como primer patrono de la Capilla del Santo Cristo o San José, de la Iglesia de San Lorenzo, siendo primer capellán su hijo don Francisco Arredondo y Arredondo.
Juan Barranco Delgado nos comenta, que el escudo que hay en una de las enjutas de la fachada de esta capilla,, es una de las varias versiones que existen en Vbeda de las armas de esta familia. Pues los dos leones que en otros escudos vemos empinados a los lados de la torre, como queriendo alcanzar a la dama que hay asomada a una ventana, en esta versión son dos hombres que luchan entre sí´.
En una antigua probanza de los Arredondo se dice que el motivo de esa lucha fue el de conseguir el amor de una princesa de una antigua comarca de la nación italiana llamada Ausonia. Como se puede apreciar en el escudo la pelea es observada desde lo alto de la torre por una mujer, que sin duda, es la causante de la contienda.
Fuentes:
-Revista Ibiut nª 99 y 103. TRAS NUESTRAS PIEDRAS ARMERAS, Juan Barranco Delgado
-Revista Ibiut nº 93. GENTES DE MI TIERRA. San Lorenzo y Su Campanero. J. A. Soria Arias.
HISTORIA DE UBEDA EN SUS DOCUMENTOS. Parroquias. Gines Torres Navarrete.
Guía de Úbeda de J. Molina Hipólito 1959.
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