Sábado 3 de Abril 2010; 1.00 horas. Procesión de la Hermandad del Santo Entierro y Santo Sepulcro de Úbeda (video de Juan Á. López).
Lo que nadie sabe de la Cofradía del Santo Entierro
Ginés de la Jara Torres Navarrete
Ibiut. Año I, nº 2. Marzo de 1982, pp. 3-4
Sobre su Patronazgo
La fundación de esta cofradía ubedí se pierde en la lejanía de los tiempos. Nosotros aventuramos que data del primer cuarto del siglo XVI. Lo que sí es cierto es que el entonces "Muy Ilustre Ayuntamiento" era Patrono de su confradía a la que prestaba toda clase de auxilios económicos y asistenciales. Dicen en un viejo cabildo:
"Se dio quenta a la Ciudad que los hermanos de la Cofradía del Entierro de Nuestro Señor Xesuchisto de qués la Ciudad Patrona; le han propuesto de que para mejor y con más lucimiento se aga el dicho entierro se acompañe con la Compañía de Soldados."
La Solemnidad de la Procesión
Lo hemos comentado con algunos amigos de mi Úbeda entrañable: La Historia de Ubeda está a medio escribir y en muchos casos mal contada como algún día demostraremos. En cuanto a la afirmación de cierto historiador de que la Procesión General de la Semana Santa data de 1897, es un tanto gratuita. No nos agrada dar pasos en falso, nos gusta documentamos quemando la vida y las horas en los archivos y ello a veces tiene su recompensa. Gracias a estas largas horas de búsqueda, hoy podemos deshacer un entuerto y aportar noticias rigurosamente ciertas sobre la solemnidad y tradiciones del Santo Entierro de Cristo.
A esta procesión asistían todas las cofradías de Semana Santa y como hoy, salía de Santa María llegando hasta el Real Monasterio de la Santísima Trinidad. Acompañaban a Cristo todos los clérigos de Ubeda y todas las órdenes religiosas con cruces parroquiales y conventuales. Cerraba la procesión la justicia y regimiento en razón del patronazgo y por el contrario de la actual costumbre de verla pasar por los portillos, los vecinos de la cristiana Úbeda, iban devotamente detrás del Entierro.
Desde tiempos remotos y en tropel, acompañaba al Santo Entierro una muchedumbre compacta adornados según su economía y provistos de picas y alabardas. En la Iglesia de la Trinidad dejaban la sagrada imagen sobre su sepulcro y desde el Viernes Santo hasta el domingo de Resurrección le hacían guardia permanente estos piqueros y alabarderos con vistosas demostraciones muy ceremoniosas.
Dicho domingo era bajado hasta Santa María, acompañado de la imagen de Cristo Resucitado, con el mismo ceremonial del Viernes Santo y acompañamiento de hombres armados. Y tan hondo llegó a calar en las gentes de Ubeda aquellas "demostraciones de regocijo", que el Ayuntamiento, identificado con el pueblo, acuerda patrocinar también aquel tropel de gente armada formando una vistosa compañía y nombrando para el gobierno de la misma, capitán, teniente, alférez, sargento y cabos. Pero como los medios económicos del Concejo eran tan cortos, en lugar de ayudarles monetariamente, acuerdan todos los regidores a una dispensarlos en los repartimientos de cargas concejiles, bulas, papel sellado, alcaidía de la cárcel, huéspedes, alojamiento de soldados y embargos de vagajes; todo ello con el consentimiento del Supremo Consejo de Castilla.
Obligación de la ciudad era también asistir "... el Sábado Santo por la mañana a las exequias fúnebres que se celebran en el combento de la Santísima Trinidad en conmemoración y honra de su Santo Sepulcro...".
Y como aquellos caballeros eran ceremoniosos y muy dados a solemnizar con pompa los actos a los que acudía la justicia y regimiento, deciden asistir con capas largas de luto y los porteros y maceros con capas negras de bayeta.
Disputa Clero-Ciudad
Por cuestiones de protocolo hubo a veces cierta tirantez entre el Concejo de Ubeda y los canónigos de la Colegiata de Santa María, hasta el punto de elevar recurso al Consejo de Castilla. Úbeda, la ciudad, siempre ha estado muy puesta y no se ha dejado arrastrar por la voz cantante de ciertos clérigos dominantes. Pero pese a todo, el Ayuntamiento nunca renunció al honor que para ellos representaba ser nada más y nada menos que Patrono a perpetuidad de la cofradía y de la compañía armada del Entierro de Cristo.
Un Devoto Ilustre
En tiempos también lejanos aunque más recientes, esta procesión era costeada a expensas de un noble ubedí. Visto su testamento dice entre otras cosas:
"Yten declaro tengo costumbre de sacar las procesiones del Entierro de Christo y Señor Resucitado que se celebra en esta ciudad anualmente y tengo echas a mi costa varias insignias, trompetas con paños de Damasco, galones de plata, campanilla, túnicas blancas y negras y varas..."
El hecho de que aquel hidalgo costeara, los gastos de ambas confradías no le daba derecho a nada, puesto que el Ayuntamiento seguía siendo su Patrono. Este se queja cierta vez de que: "...el año pasado se condujo con poca devoción y respeto el Cuerpo de Nuestro Señor Jesuchisto en su Santo Sepulcro, no llevando más luces que algunas achas de esparto bajándose taciturnamente...". Para ellos bajar sin cera en abundancia la procesión representaba no hacerlo con la devoción debida.
Aquel desaire motivó la intervención del Corregidor de la ciudad "pasando oficio político" al superior del convento de la Trinidad.
Finalmente nótese que es costumbre varias veces centenaria ir tocando la campana delante del Santo Entierro, campana que hemos visto en el "yten" testamentario de aquel ilustre ubedí.
Los acontecimientos de 1808 dieron al traste con la compañía de soldados armados pero no con el patronazgo de la ciudad que ha perdurado hasta nuestros días.
Esta es, Úbeda, una página inédita y gloriosa de la historia de tu Semana Santa.
Ginés Torres Navarrete
Lo que nadie sabe de la Cofradía del Santo Entierro
Ginés de la Jara Torres Navarrete
Ibiut. Año I, nº 2. Marzo de 1982, pp. 3-4
Sobre su Patronazgo
La fundación de esta cofradía ubedí se pierde en la lejanía de los tiempos. Nosotros aventuramos que data del primer cuarto del siglo XVI. Lo que sí es cierto es que el entonces "Muy Ilustre Ayuntamiento" era Patrono de su confradía a la que prestaba toda clase de auxilios económicos y asistenciales. Dicen en un viejo cabildo:
"Se dio quenta a la Ciudad que los hermanos de la Cofradía del Entierro de Nuestro Señor Xesuchisto de qués la Ciudad Patrona; le han propuesto de que para mejor y con más lucimiento se aga el dicho entierro se acompañe con la Compañía de Soldados."
La Solemnidad de la Procesión
Lo hemos comentado con algunos amigos de mi Úbeda entrañable: La Historia de Ubeda está a medio escribir y en muchos casos mal contada como algún día demostraremos. En cuanto a la afirmación de cierto historiador de que la Procesión General de la Semana Santa data de 1897, es un tanto gratuita. No nos agrada dar pasos en falso, nos gusta documentamos quemando la vida y las horas en los archivos y ello a veces tiene su recompensa. Gracias a estas largas horas de búsqueda, hoy podemos deshacer un entuerto y aportar noticias rigurosamente ciertas sobre la solemnidad y tradiciones del Santo Entierro de Cristo.
A esta procesión asistían todas las cofradías de Semana Santa y como hoy, salía de Santa María llegando hasta el Real Monasterio de la Santísima Trinidad. Acompañaban a Cristo todos los clérigos de Ubeda y todas las órdenes religiosas con cruces parroquiales y conventuales. Cerraba la procesión la justicia y regimiento en razón del patronazgo y por el contrario de la actual costumbre de verla pasar por los portillos, los vecinos de la cristiana Úbeda, iban devotamente detrás del Entierro.
Desde tiempos remotos y en tropel, acompañaba al Santo Entierro una muchedumbre compacta adornados según su economía y provistos de picas y alabardas. En la Iglesia de la Trinidad dejaban la sagrada imagen sobre su sepulcro y desde el Viernes Santo hasta el domingo de Resurrección le hacían guardia permanente estos piqueros y alabarderos con vistosas demostraciones muy ceremoniosas.
Dicho domingo era bajado hasta Santa María, acompañado de la imagen de Cristo Resucitado, con el mismo ceremonial del Viernes Santo y acompañamiento de hombres armados. Y tan hondo llegó a calar en las gentes de Ubeda aquellas "demostraciones de regocijo", que el Ayuntamiento, identificado con el pueblo, acuerda patrocinar también aquel tropel de gente armada formando una vistosa compañía y nombrando para el gobierno de la misma, capitán, teniente, alférez, sargento y cabos. Pero como los medios económicos del Concejo eran tan cortos, en lugar de ayudarles monetariamente, acuerdan todos los regidores a una dispensarlos en los repartimientos de cargas concejiles, bulas, papel sellado, alcaidía de la cárcel, huéspedes, alojamiento de soldados y embargos de vagajes; todo ello con el consentimiento del Supremo Consejo de Castilla.
Obligación de la ciudad era también asistir "... el Sábado Santo por la mañana a las exequias fúnebres que se celebran en el combento de la Santísima Trinidad en conmemoración y honra de su Santo Sepulcro...".
Y como aquellos caballeros eran ceremoniosos y muy dados a solemnizar con pompa los actos a los que acudía la justicia y regimiento, deciden asistir con capas largas de luto y los porteros y maceros con capas negras de bayeta.
Disputa Clero-Ciudad
Por cuestiones de protocolo hubo a veces cierta tirantez entre el Concejo de Ubeda y los canónigos de la Colegiata de Santa María, hasta el punto de elevar recurso al Consejo de Castilla. Úbeda, la ciudad, siempre ha estado muy puesta y no se ha dejado arrastrar por la voz cantante de ciertos clérigos dominantes. Pero pese a todo, el Ayuntamiento nunca renunció al honor que para ellos representaba ser nada más y nada menos que Patrono a perpetuidad de la cofradía y de la compañía armada del Entierro de Cristo.
Un Devoto Ilustre
En tiempos también lejanos aunque más recientes, esta procesión era costeada a expensas de un noble ubedí. Visto su testamento dice entre otras cosas:
"Yten declaro tengo costumbre de sacar las procesiones del Entierro de Christo y Señor Resucitado que se celebra en esta ciudad anualmente y tengo echas a mi costa varias insignias, trompetas con paños de Damasco, galones de plata, campanilla, túnicas blancas y negras y varas..."
El hecho de que aquel hidalgo costeara, los gastos de ambas confradías no le daba derecho a nada, puesto que el Ayuntamiento seguía siendo su Patrono. Este se queja cierta vez de que: "...el año pasado se condujo con poca devoción y respeto el Cuerpo de Nuestro Señor Jesuchisto en su Santo Sepulcro, no llevando más luces que algunas achas de esparto bajándose taciturnamente...". Para ellos bajar sin cera en abundancia la procesión representaba no hacerlo con la devoción debida.
Aquel desaire motivó la intervención del Corregidor de la ciudad "pasando oficio político" al superior del convento de la Trinidad.
Finalmente nótese que es costumbre varias veces centenaria ir tocando la campana delante del Santo Entierro, campana que hemos visto en el "yten" testamentario de aquel ilustre ubedí.
Los acontecimientos de 1808 dieron al traste con la compañía de soldados armados pero no con el patronazgo de la ciudad que ha perdurado hasta nuestros días.
Esta es, Úbeda, una página inédita y gloriosa de la historia de tu Semana Santa.
Ginés Torres Navarrete
No hay comentarios:
Publicar un comentario